Conocí a Isabel en 2013 y desde entonces ha sido mi acompañante en el camino de profundización en mi interior, de conocimiento del mundo visible e invisible y de sus relaciones.

De una manera sencilla, su trabajo me permite ir desgranando descubrimientos, soltando lastre, aceptando lo que es, surfeando en las olas de la vida, mirando mi mundo con perspectivas nuevas, encontrando mi esencia y mi forma en esta experiencia de manifestación continua e infinita.

Por eso parece que “nunca se acaba” y en realidad lo interesante es el proceso, no dónde termina. No hay meta, sino la de crecer como ser humano, así que, en cada sesión no sabemos lo que nos saldrá al paso. Sea lo que sea, me gusta mirar con la curiosidad de una niña, sorprenderme con la sabiduría de la existencia que siempre entrelaza los acontecimientos lejos de la lógica mental y para el bien de todos los implicados en una misma situación.

Estos años han supuesto para mí el regalo de una gran apertura de mente y de corazón que me permite ser más feliz en mi interior y vivir con mayor coherencia y amor en mis relaciones.

¡Gracias por todo, querida Isabel!

Con cariño,

Carmela     Candeleda (Ávila)